Rusia
19.09.23

Ucrania/Rusia: La enfermera que plantó cara a la injusticia en la Crimea ocupada

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"La libertad es mi religión". Estas son las palabras que Iryna Danylovych lleva tatuadas en la nuca, inspiradas en su libro favorito, «1984» de George Orwell. Fue después de que Rusia ocupara Crimea en 2014 cuando Iryna visitó al tatuador, lo que marcó el inicio de su activismo. Iryna dirigió la Alianza de Médicos, un sindicato, y lideró el grupo de Facebook "Medicina de Crimea sin cobertura". Escribió en su blog, colaboró con los medios de comunicación y puso de relieve la corrupción en Crimea bajo la ocupación rusa, especialmente el desvío de recursos durante la pandemia de Covid y la manipulación de estadísticas. También prestó ayuda a los tártaros de Crimea, una minoría muy perseguida (casos de Abdureshit Dzhepparov, Nariman Dzhelyal). Las autoridades rusas se percataron de su periodismo ciudadano. Agentes del FSB secuestraron a la enfermera cuando regresaba del trabajo.

Iryna habría previsto lo que se avecinaba. Era una profesional de la medicina, pero también era una periodista ciudadana y activista de derechos humanos con conocimiento de los numerosos casos de secuestros forzados por el FSB, seguidos de tortura y encarcelamiento por cargos falsos. Desde que Rusia se anexionó Crimea en 2014, la mayoría de los habitantes de esta región ucraniana han sentido cada vez más temor a decir lo que piensan libremente en público. Una atmósfera de recelo hace que la mayoría permanezca en silencio por miedo y paranoia.

Secuestro e interrogatorio

El viernes 29 de abril de 2022, un coche con tres hombres dentro se detuvo en la parada de autobús de Iryna. Uno de ellos le mostró a Iryna un documento de identidad e insistió en que les acompañara "para charlar". La cogieron por la fuerza y la empujaron dentro del coche. Iryna pidió ver la orden de detención. Le respondieron que se callara si quería vivir. Cuando el coche se acercaba a la sede del FSB en Simferopol, la capital de Crimea, uno de los hombres le puso una bolsa en la cabeza. La esposaron. Así fue como Iryna Danylovych entró en el edificio. Su familia, amigos y compañeros no sabrían nada de su paradero durante 13 largos días.

Encerrada en un sótano, los agentes del FSB querían que Iryna Danylovych les diera información sobre periodistas independientes en Crimea. Se le acusó de cooperar con los servicios de seguridad de otros países. Cuando pidió que telefonearan a sus padres para que no se preocuparan, le dijeron que era ella quien debería preocuparse por salir viva de ese sótano.

Allí permaneció cautiva durante casi dos semanas, golpeada y sometida a repetidas intimidaciones. No se quebrantó. Finalmente, el 6 de mayo de 2023, le pidieron que firmara unos papeles en blanco si quería vivir. Se le acusaría de haber escondido explosivos en la funda de las gafas que llevaba en el bolso.

Juicio y condena

Casi dos semanas después de su secuestro, su abogado y sus seres queridos conocieron por fin el paradero de Iryna Danylovych. Pero no fue hasta que compareció ante el juez, a finales de agosto de 2022, cuando su familia pudo verla por primera vez. Fue un shock, ya que todo el mundo tenía claro que la salud de Iryna se había resentido.

Cuando se dirigió valientemente al tribunal por última vez, Iryna dijo que había temido que, tras su secuestro, se convirtiera en otra víctima de desaparición forzada en la Crimea ocupada. Aun así, se trataba de una mujer que era una espina clavada en el costado de las autoridades rusas. El 28 de diciembre de 2022, Iryna Danylovych fue declarada culpable y condenada a 7 años de prisión, que se redujeron a un irrisorio mes después de que recurriera en junio de 2023.

Alerta sobre su salud y apoyo familiar

Iryna Danylovych no se rindió. Mantuvo su actitud desafiante, inició una huelga de hambre para poner fin a los malos tratos y recurrió su condena. Mientras tanto, su salud seguía deteriorándose. Enfermó de una infección de oído que le provocó una insoportable inflamación (otitis media), mareos y dolores de cabeza que podrían haberse curado fácilmente con la medicación adecuada. En lugar de darle un tratamiento médico adecuado, el médico del centro de detención le aconsejó que "se cortara las muñecas y se retirara".

La familia, los amigos y compañeros de Iryna expresaron su preocupación por su salud física y mental. Su padre, el economista jubilado Bronislav Danylovych, con el rostro demacrado y luchando por respirar a causa de un cáncer de hígado aún no diagnosticado, hizo resueltas declaraciones en una calle de Crimea a plena luz del día, y contó a un periodista de vídeo local el grave deterioro de la salud de su hija. El profundo amor por su hija le dio el valor para hablar, un acto de coraje notable teniendo en cuenta el contexto.

Tras su apelación, Iryna fue trasladada lejos de Crimea, a Zelenokumsk (Rusia), otra forma de castigo para la enfermera. Está encarcelada en la Colonia Penal nº 7. Ha quedado sorda de un oído y aún no ha recibido atención médica eficaz. Bronislav Danylovych falleció en 2024, una muerte acelerada sin duda por la constante preocupación por el destino de su hija. No le dieron a Iryna permiso para asistir al funeral.

Iryna Danylovych se ha sumado a las decenas de presos políticos de la Crimea ocupada que el Estado ruso ha recluido injustamente y alejado de su hogar.

Únase a nosotros para pedir la liberación de Iryna Danylovych.