Guatemala
09.03.23

Guatemala: “No podía continuar siendo parte de una institución dirigida por semejante corrupción”

Andrei González

Andrei González, durante su carrera profesional en la fiscalía, se mantuvo firme en su compromiso, su transparencia y su integridad personal, al contrario que sus oponentes. Cuando se negó a rendirse ante la corrupción, Andrei se vio forzado a dejar el poder judicial e incluso a huir de su país.

¿Por qué decidió ser abogado y qué expectativas tenía cuando empezó en la profesión?

Quien ejerció una gran influencia en mí para ser abogado fue mi mamá. Ella siempre me hablaba de haber querido ser abogada. Sin embargo, viendo en retrospectiva, recuerdo que desde muy pequeño me molestaban las injusticias. Tuve la oportunidad de crecer en un lugar muy alejado de la ciudad, donde las injusticias estaban a la orden del día, y eso hizo que quisiera buscar algún tipo de ayuda para las personas que estaban sufriéndolas.

Cuando ingresé al Ministerio Público, tuve claro que sería un servidor público y que mi obligación como tal sería servir a la población. Me apasionaba la investigación de crímenes para lograr justicia para las víctimas.

¿Cómo y cuándo se dio cuenta de la corrupción que existe en el sistema judicial de Guatemala?

Me di cuenta en el año 2012, cuando ingresé a trabajar a la Fiscalía Contra la Corrupción. Había habido muchos señalamientos de corrupción contra el personal de esa fiscalía y la entonces fiscal general, Claudia Paz, decidió cambiar a más del 90% de la plantilla. Yo llegué muy joven, con 24 años, y la situación despertó en mí una duda.

Conforme fui trabajando en esa Fiscalía, me pude dar cuenta de que la corrupción está en todo ámbito: no solo en la fiscalía sino también en la en la judicatura. Al encontrarme con compañeros con experiencias y opiniones similares, fui plenamente consciente del alcance del problema.

¿Cómo logró continuar haciendo su trabajo en un sistema judicial corrupto?

En un sistema corrupto, la mayoría de las personas que cometen algún tipo de ilegalidad lo hacen porque las han presionado y convencido. Yo me mantuve muy apegado a los valores personales que me inculcaron en mi casa: la transparencia y la integridad; y creo que, si una persona responde a sus valores, será difícil obligarla a hacer algo ilegal.

Además, tuve la fortuna de trabajar con buenos fiscales. Tuve buenos jefes que siempre buscaron luchar por la justicia, combatir la impunidad y en ningún momento me insinuaron que cometiera ningún acto ilícito. Eso me permitió seguir desarrollando mis labores de manera adecuada y no ceder ante ningún tipo de presión.

¿Cuáles fueron las consecuencias personales de continuar trabajando en la fiscalía?

Cuando muchos fiscales obedecen a intereses corruptos y ven a uno que quiere obrar de manera correcta, lo aíslan profesional y personalmente. Esta situación acaba por influir en las personas externas a la fiscalía también, lo cual incrementa enormemente el riesgo al que se enfrentan estos fiscales en su trabajo. Eso ocasionó que tuviera que renunciar a mi puesto como fiscal en el año 2019, así como mi consecuente salida del país.

¿Nos puede dar más detalles sobre su decisión de salir de Guatemala? ¿Cómo evolucionó la situación hasta el punto de sentir que esto era necesario?

Salí de Guatemala el 15 de octubre del año 2019. Yo tuve a mi cargo una investigación en contra de la candidata a la presidencia Sandra Julieta Torres Casanova por los delitos de financiamiento electoral ilícito y asociación ilícita, y vi la forma en la que la actual fiscal general, Consuelo Porras, la protegió para que pudiera participar en las elecciones presidenciales de 2019.

Eso para mí fue bastante difícil, porque durante el tiempo que yo trabajé en el Ministerio Público nunca había visto cómo se protegía a alguien de manera descarada para que no se le persiguiera penalmente. Yo definitivamente no podía continuar siendo parte de una institución dirigida por semejante corrupción.

Pensé que sería suficiente con presentar mi renuncia a la institución. Sin embargo, con el pasar de los días y las semanas, el acoso que había en contra de mi persona se intensificó y eso me llevó a tener que abandonar el país.

Teniendo en cuenta su experiencia y la actual situación de Guatemala, ¿qué consejo daría a los y las jóvenes que aspiran a estudiar derecho y trabajar en las instituciones públicas?

Me gustaría recordar los alentadores logros que obtuvo el Ministerio Público antes de la llegada de Consuelo Porras en el año 2018. Fui testigo de cómo el liderazgo sólido y comprometido transformó la institución y esto indicaba que Guatemala iba por muy buen camino.

Yo les aconsejaría que estudien mucho para poder desarrollar bien sus futuras funciones. Sin embargo, lo más importante es mantener los valores: ser transparente, tener integridad, y responder a la justicia.

A menudo, cuando uno ingresa a la universidad o a una institución judicial, su compromiso se ve opacado por otros intereses. Hay personas que llevan mucho tiempo en estas instituciones, y algunas de ellas no están comprometidas con la justicia o únicamente quieren ganar su sueldo. Tenemos que ser la diferencia.

Parte 1: “La captura de sistema de justicia es un secreto a voces” (Juan Francisco Sandoval Díaz)

Parte 2: “Vinieron hombres armados a buscarme a mi tribunal” (Claudia Escobar)