India: Puede que este erudito esté entre rejas, pero sus pensamientos aún vuelan libres, fuertes e invictos

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Sigo en mis trece, negándome a morir
Lo más triste es
que no saben cómo matarme
por todo cuanto amo
el sonido que hace la hierba al crecer
Estas son las valientes palabras de Gokarakonda Naga "G. N." Saibaba, escritas desde su celda en la Prisión Central de Nagpur, en el estado indio de Maharashtra. En silla de ruedas, Sai, defensor de derechos humanos y otrora profesor de inglés en la universidad, ha sido sometido durante años a un régimen de aislamiento cruel e inhumano. Con todo, sigue haciendo gala de una resiliencia indomable. Además, recientemente se ha publicado una antología con su poesía, si bien esta no se encuentra escrita en verso: para escapar al castigo de la censura carcelaria y ocultar sus mensajes de igualdad, positivismo y amor, Sai dirigió cartas a sus amistades y a su pareja, con la que lleva 30 años. Estas cartas se transcribieron y se convirtieron en un libro que lleva por título ¿Por qué les asusta tanto mi manera? (Why Do You Fear My Way So Much?)
Condiciones carcelarias
A G. N. Saibaba le cuesta mucho más trabajo escribir ahora. Desde que fue erróneamente sentenciado a cadena perpetua por delitos relacionados con el terrorismo en el año 2017, su salud se ha ido deteriorando progresivamente. Padece una enfermedad cardiovascular, una lesión cerebral quística, un bulto en el abdomen y problemas respiratorios. Para todas ellas necesita una atención médica especializada que únicamente se ofrece en Nueva Delhi. Además, su discapacidad, consecuencia de la polio que sufrió cuando era niño, se ha visto agravada por una lesión sin tratar que padece en los nervios del brazo izquierdo. Esta lesión se ha extendido al brazo derecho, razón por la cual ya no tiene fuerza en las extremidades superiores. El activista necesita ayuda para realizar funciones tan simples como levantarse, comer, beber o ir al baño, tareas que ahora realiza con la ayuda de dos compañeros de prisión sobre los que ha recaído esta misión. Esta dependencia se ha hecho aún más visible por el hecho de que su celda está sometida a vigilancia intensiva. No ha sido hasta hace muy poco (tras declararse en huelga de hambre nuevamente) que las autoridades penitenciarias han decidido reorientar las cámaras de vigilancia, ofreciéndole así una cierta sensación de privacidad. Antes de que se declarara nuevamente en huelga de hambre, su cama y su baño se grababan veinticuatro horas al día, por lo que se trata de una pequeña victoria. A pesar del apoyo mostrado a G.N. Saibaba por parte de las Naciones Unidas y de los grupos de defensa de derechos humanos, el activista sigue teniendo que vivir en una pequeña celda ovalada expuesta a condiciones climáticas extremas y que cuenta con poco espacio para poder moverse, especialmente para una persona en silla de ruedas, como es su caso. Teniendo en cuenta su discapacidad, se cree que las condiciones de su privación de libertad podrían ser constitutivas de tortura.
Detención en Delhi
Ocurrió el 9 de mayo de 2014 mientras G.N. Saibaba regresaba a casa para almorzar después de su jornada de trabajo en la Universidad de Delhi. Sin previo aviso, una furgoneta se interpuso en la trayectoria del coche en el que viajaba impidiendo que pudiera seguir avanzando. Un hombre vestido de civil sacó al conductor de Sai de un tirón y ocupó su lugar al volante. Otras dos personas flanquearon a su prisionero en la parte de atrás. Lo llevaron directamente al aeropuerto. Nunca se le exhibió una orden de detención ni tampoco se informó a su familiares. Lo montaron en un avión con dirección a Nagpur, en Maharashtra. Al llegar, lo transportaron en un vehículo blindado dentro de un convoy militar que portaba armas automáticas. Resulta obvio que el objetivo por parte del ejército era mandar el mensaje de que se había detenido a un terrorista radical, y no a un activista comprometido que ha dedicado la mayor parte de su vida a luchar contra la discriminación y la opresión por razones de casta, así como en favor de los derechos de las mujeres y de la población indígena de India.
Activismo
G. N. Saibaba nació en una pequeña comunidad rural del sur de India. El hecho de haber desarrollado una discapacidad cuando era pequeño a causa de la polio le hizo entender rápidamente los mecanismos que perpetúan las injusticias y los prejuicios. Era un alumno brillante, lo cual le permitió ir a la universidad, donde participó de la política estudiantil. Su nombramiento como profesor universitario de inglés no le impidió seguir criticando abiertamente las injusticias.
En concreto, se convirtió en el principal detractor de lo que se conoció como la operación Cacería Verde (“Operation Green Hunt”), una campaña militar llevada a cabo en la parte central de India, donde vive una amplia población de varias comunidades indígenas (conocidas como Adivasi), cuyo objetivo era eliminar a las personas pertenecientes al movimiento maoísta, también denominadas naxalitas. La región central de India ha sido testigo de múltiples movimientos populares contra la ocupación forzosa de la tierra de la población indígena y la explotación de sus añejos bosques y sus ricos recursos minerales. Esta campaña militar contra los y las naxalitas se utilizó para sofocar estos movimientos y trajo consigo numerosas violaciones de derechos humanos contra la población civil.
El conflicto en esta región se remonta a la década de los sesenta. La operación Cacería Verde empezó en 2009 como una ofensiva constante, sin cuartel, perpetrada por las fuerzas armadas de India para limpiar la región de naxalitas. G. N. Saibaba lideró el Foro contra la Guerra contra el Pueblo (Forum Against War on the People), una organización solidaria y un intento de poner el foco sobre las violaciones de derechos humanos que se estaban perpetrando en la región. Estas atrocidades, cometidas, en su mayoría, por fuerzas militares y paramilitares, están bien documentadas. Incluyen ejecuciones extrajudiciales, violaciones múltiples y, lo que resulta profundamente perturbador, profanaciones de cadáveres de población civil. Se estima que más de 2000 personas han perdido la vida desde 2009.
Sentencia condenatoria
No es de extrañar que el activismo de G.N. Saibaba acabara sembrando dudas entre las empresas de minería nacionales y trasnacionales sobre si invertir o no en la región, por lo que probablemente era cuestión de tiempo que Sai pasara a ser un objetivo. Su persecución se inició durante el gobierno del INC (hubo varias redadas en su casa de Delhi) y siguió tras la llegada al poder del BJP con Narendra Modi como primer ministro.
Durante el juicio, en el año 2017, y con el palacio de justicia rodeado de cientos de agentes de policía para reforzar la idea de que se trataba de un extremista peligroso, a G. N. Saibaba se le aplicó la legislación en materia de antiterrorismo, la Ley de (Prevención) de Actividades Ilícitas. Finalmente, se dictó sentencia condenatoria contra Sai y contra otras cinco personas por supuestos vínculos con la proscrita organización maoísta.
Una montaña rusa judicial
En octubre de 2022, la sala de Nagpur del Tribunal Superior de Bombay dictaminó que el primer juicio de G. N. Saibaba no cumplía los requisitos exigidos, por lo que se retiraron los cargos contra su persona. Sin embargo, la felicidad que sintieron su familia y las personas que lo apoyaban duró muy poco, dando paso a la incredulidad: el gobierno, sin duda furioso ante la decisión del tribunal de poner en libertad a un “naxalita urbano” (término con el que normalmente se trata de estigmatizar a las personas defensoras de derechos humanos), solicitó al Tribunal Supremo que se reuniera en sesión especial. Al día siguiente, un día inhábil, la sala especial del Tribunal Supremo revocaba la decisión del Tribunal Superior de Bombay. Como consecuencia, G. N. Saibaba sigue encarcelado en una celda de aislamiento sometida a una intensa vigilancia, tratando de sortear las curvas de las paredes con su silla de ruedas.
Amor por encima de todo
Una vez más, su sueño de libertad se ha visto truncado. Aun así, es fuerte. El activista no puede escribir más de dos o tres páginas al mes por las infecciones sin tratar que tiene en las manos y por los dolores que sufre. Con todo, las cartas que le llegan desde casa, especialmente las de su pareja, le ayudan a mantener la moral alta.
Echo por tierra el propósito mismo
del régimen de aislamiento
al sumergirme por completo
en vuestras palabras de amor.
Únete a nuestro llamado por la liberación de G. N. Saibaba.
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