Mensaje de nuestra presidenta

Somos activistas de derechos humanos, personas que creen que la ley existe para defender los derechos fundamentales de todas y todos. Hoy, nos horroriza ver que para millones de personas la vida ha cambiado drásticamente a causa de la invasión rusa de Ucrania, mientras el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas es incapaz de garantizar que se respeten las normas jurídicas que rigen las relaciones entre países. Vivimos en un mundo frágil. La repentina irrupción de la guerra en Europa, el más pacífico de los continentes en las últimas décadas a pesar de la violenta disolución de Yugoslavia, pone a prueba todos nuestros sistemas.

La esperanza por un futuro mejor no solo se ha desvanecido en Ucrania: con el fracaso de otras revoluciones en la región, Túnez, la cuna de la Primavera Árabe, también se había convertido en lugar de referencia. Sin embargo, el año pasado, la promesa de la democracia se vino abajo cuando el presidente se hizo con casi todos los niveles de poder.

Las rutas de la tortura en África

En todas estas crisis, la tortura y la impunidad son ingredientes clave. Con el desmantelamiento de las medidas de salvaguardia de nuestros derechos humanos más básicos llegan los abusos contra hombres, mujeres e incluso menores. Llega la muerte. Mientras tanto, los responsables siguen impunes; en ocasiones, incluso se recompensan sus crímenes.

Este informe anual muestra que la tortura sigue siendo un elemento central en todo el mundo. En ocasiones es visible, como en el caso del conflicto armado en Ucrania o en las calles, donde la brutalidad policial continúa aumentando, también en países democráticos. A menudo, sin embargo, está oculta, como en las cárceles donde la pandemia de Covid-19 ha empeorado las condiciones de privación de libertad. Sucede lo mismo con la migración.

El informe sobre las rutas de la tortura en África, publicado en diciembre tras dos años de investigación con nuestra Red SOS-Tortura, desvela el papel crucial que desempeña la tortura en el ámbito de la migración, no solo como causa fundamental de que las personas abandonen sus países, sino también como consecuencia de las políticas que priorizan la seguridad sobre los derechos humanos.

Los Estados que hablan solamente de tráfico, trata y seguridad fronteriza hacen oídos sordos a la dimensión de la tortura y promueven políticas que refuerzan los perversos mecanismos que conducen a la tortura de migrantes muy vulnerables. Reconocer los problemas es el primer paso para encontrar soluciones. Continuaremos defendiendo la adopción de políticas más humanas, incluyendo la apertura de vías migratorias regulares.

Creatividad infinita

Hablando de soluciones, los Estados podrían inspirarse en la infinita creatividad y la absoluta determinación que mostraron los miembros de nuestra red y nuestros compañeros en la Semana Global de Lucha Contra la Tortura, que reunió en marzo a más de 700 participantes de la Red SOS‑Tortura. En todas las sesiones, los relatos de resiliencia, la capacidad de innovar y la extraordinaria sensación de tener un objetivo común me parecieron inspiradores.

En este informe se relata cómo las y los activistas de la India, Colombia, México y Togo, entre muchos otros países, han logrado mejorar las condiciones de privación de libertad para los menores o poner en libertad a presos vulnerables en el peor momento de la pandemia, con métodos como la creación de software fácil de utilizar.

Hemos trabajado codo con codo para ganar batallas jurídicas: en el ámbito de los derechos reproductivos en El Salvador, para frenar la pena capital para las personas con enfermedades mentales en mi propio país, Pakistán, mientras se condenaba a Estados y personas por tortura en África y Latinoamérica. Hemos presentado una denuncia por crímenes de lesa humanidad en Belarús ante la fiscalía alemana y continuaremos documentando los delitos cometidos en Ucrania y en el resto del mundo porque los culpables deben rendir cuentas.

Nuestro equipo en Túnez sigue prestando asistencia a víctimas de tortura, también en su búsqueda de justicia. Apoyamos a las valientes personas defensoras amenazadas y encarceladas en todo el mundo solo por querer proteger los derechos humanos. El año pasado, nuestro trabajo abarcó desde la reubicación de activistas afganos y sus familias después de que los talibanes tomasen el poder hasta la defensa del derecho a defender a los migrantes en situación de riesgo en Europa, donde la mayoría de los países criminalizan la ayuda a migrantes en ciertas circunstancias.

Por insignificantes que puedan parecer nuestros avances, nuestro trabajo sigue siendo un pilar en un mundo turbulento.

Hina Jilani
Presidenta de la OMCT